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La educación ambiental en los niños. ¿Es realmente importante?


Séneca, máximo representante del estoicismo y moralismo romano citó: “Largo es el camino de la enseñanza por medio de teorías; breve y eficaz por medio de ejemplos”.


Hoy 1 de junio, Día Internacional del Niño es la mejor oportunidad para como adultos recordar la verdadera importancia de la niñez para la sociedad en general. Cuantos de nosotros hemos escuchado en más de una ocasión fervorosos discursos en los que se menciona que la niñez es la etapa más importante del desarrollo humano, que los niños son el presente y futuro de la patria, que los niños son la población más vulnerable y a la que debemos prestar mayor atención, que los niños son el reflejo de sus padres, que por los niños estamos dispuestos a hacer lo que sea necesario etcétera, etcétera.


La pregunta de fondo sería ¿Estamos haciendo lo suficiente para hacer de nuestros niños el presente y futuro de la patria y del mundo?


Antes de responder a esa interrogativa conviene que empecemos por mencionar que el desarrollo humano es un proceso continuo y la niñez es la etapa más importante de dicho proceso, puesto que es precisamente en este periodo donde se forman aquellos valores que determinarán la forma en la que nuestros niños actuarán tiempo después, cuando ya sean adultos; ahora.


¿Qué requieren los niños para convertirse en adultos exitosos?


Empecemos reconociendo que todos apuntamos a que nuestros niños adquieran además del conocimiento académico, valores como la obediencia, el respeto, la autoestima, la amistad, la honestidad, la responsabilidad, tolerancia etc. Pero su proceso formativo también requiere que salgan, exploren, que aprendan a través de los sentidos, que conozcan su entorno; ese tipo de aprendizaje es el de mayor pregnancia y efectividad durante los primeros años. En ese contexto, personalmente considero necesaria la vinculación de la educación ambiental en el proceso formativo de los niños.


¿Por qué?


La educación ambiental busca comprender y valorar nuestro entorno para tomar conciencia del mismo, y a partir de ahí generar habilidades y actitudes que nos permitan actuar responsablemente como individuos y como sociedad. De ahí que relacionar al niño con el medio ambiente es recomendable tanto para familiarizar al infante con el entorno en donde se desenvuelve su vida, como para desarrollar su sensibilidad ambiental y la formación de hábitos que generen un cambio de actitud frente a la importancia y conservación del medio ambiente. Una sentencia universal reza que “solo se ama lo que se conoce y solo se conserva lo que se ama”; y en el caso de los niños, el contacto directo se traduce en aprendizaje significativo, entonces.


¿Cómo formar hábitos ambientales?


1. A través del ejemplo: Los niños aprenden por imitación, especialmente de las personas significativas de su entorno, como son sus padres y maestros.


2. En el caso de los niños más pequeños, asignándoles tareas simples de la rutina diaria: poner la basura en su lugar, cerrar la llave mientras se cepillan los dientes, apagar las luces y aparatos eléctricos que no estén siendo ocupados etc.


3. Asumiendo responsabilidades. En el tema medio ambiental se puede recurrir a tareas individuales y colectivas tales como: Preocuparse del cuidado de las mascotas, sembrar y cuidar de una planta, ser parte de una campaña de limpieza de un parque o área verde etc.


¿Cómo beneficia éste tipo de prácticas a los niños?


1. Los niños formados en conocimiento y cuidado ambiental son más conscientes, independientes y seguros de sí mismos.


2. Llevan una convivencia más positiva y respetuosa con el medio ambiente.


3. Desarrollan mayor sensibilidad frente a la naturaleza y las múltiples formas de vida presentes en la misma.


4. Son más abiertos a un cambio de actitud frente al medio ambiente.


¿Qué podemos hacer como padres para fortalecer la relación de nuestros hijos con el medio ambiente?


1. Prepara con anticipación una salida con tu hijo (a) a un lugar seguro (reservas naturales, áreas protegidas, parques botánicos) fíjate previamente que en el sitio de tu elección hayan cosas que te servirán para fortalecer el interés de tu hijo (a) por descubrir y aprender. Un hormiguero funciona a la perfección; las hileras de hormigas llevando pedacitos de hojas son un recurso infalible para explicarle datos interesantes sobre esos insectos.


2. Bajo tu supervisión, permítele a tu hijo (a) explorar y familiarizarse con el entorno. Insectos, flores, plantas o aves son una excelente opción a tener en cuenta para compartirle curiosidades o datos importantes sobre las mismas; de seguro las recordará y hablará de ellas con sus amigos o familiares.


3. El contacto con el medio generará en tu hijo(a) infinidad de inquietudes, debes tener paciencia y esclarecer sus dudas siempre con la verdad, sé que no lo sabes todo y que resultará complicado explicar algunas cosas, por ello es bueno que reconozcas ante su presencia que no sabes todas las respuestas; por lo tanto, en lugar de dejarlo con la duda o peor aún mentirlo, ofrécete a tomar apuntes de todas las cosas que desconoces y comprométete junto con él o ella, a buscar información que sacie las dudas de ambos en cuanto regresen a casa.


4. Sácale el máximo provecho a tu salida. Registra fotográficamente todas las cosas que les llame la atención, las imágenes servirán de ayuda memoria para que tú y tu hijo(a) hagan un recuento de todo lo visto y aprendido durante su excursión. Adicionalmente te servirán de testimonio gráfico para hablar de lo bien que lo pasan cuando están en el campo y de lo mucho que han aprendido fuera de casa.


5. Enséñale a ser responsable con sus desechos, antes de regresar se tú quien recoja la basura que pudieron haber generado, eso lo motivará a hacer lo mismo y habrá aprendido a través del ejemplo que ese tipo de prácticas sí aportan al cuidado del medio ambiente.


Queridos amigos, no quisiera terminar este pequeño análisis sin citar a Proverbios 22:6 que reza “Instruye al niño en su camino y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”.


Expresión que refleja lo importante de impartir educación de calidad a nuestros niños durante sus primeros años de vida, les corresponde a ustedes ahora tomar la decisión de ponerlo en práctica o no; si aún necesitan una razón para dar este paso, recuerden que las estadísticas sobre deterioro ambiental y extinción de las especies no juegan a nuestro favor y peor lo harán a favor de nuestros hijos.


Ahora tras lo descrito ya pueden responder a la inquietud planteada en el titular de este documento.


Me despido motivándo a todos a que lo intenten, el resultado podría llegar a ser doblemente gratificante; ustedes se sentirán orgullosos de ser parte de un grupo selecto de personas que cambió la desidia y el "quemeimportismo" por la práctica y el compromiso, y sus hijos sentirán que sus padres son su mejor maestro, guía, testimonio de vida y amigo. Y lo mejor de todo, en el futuro cercano no tendremos que castigar al hombre.


Danilo Medina.

Fotografía: Wilman Sanchez

#HistoriasAmazónicas

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