Doña María Iler lleva 50 años endulzando la vida de los niños de Puyo, conoce su historia de tenacid
Todos en Puyo la han visto alguna vez por las calles de la ciudad recorriendo con una tina de espumilla en su hombro a una mujer anciana de cabellera de color plata, ella es María Isabel Iler Trávez nacida en Pastocalle, provincia de Cotopaxi el 14 de enero de 1938.
De tez blanca, de ojos claros, sus arrugas no delatan solamente su edad, son la evidencia de las vicisitudes que le ha tocado pasar.
En días soleados usa gorra blanca para protegerse del sol, su delantal celeste cubre su blusa y su falda de tela.
Llegó a la ciudad de Puyo cuando tenía 28 años junto a su esposo Don José Vallejo oriundo de la provincia de Santo Domingo de los Tzachilas, como muchos ecuatorianos a buscar en el "oriente" una oportunidad.
La pareja joven trabajó en la Hacienda Zulay ubicada cerca de Shell varios años recogiendo las hojas de té negro, fue durante ese periodo que junto a un grupo de personas lograron organizarse para mediante mingas adquirir un terreno donde ahora es el Barrio El Dorado.
"Antes este lugar era todo un pantano, el lodo nos llegaba hasta la rodilla, tuvimos que sufrir mucho para poder hacer algo en estos terrenos" nos relata Doña María.
Su casa es de tres plantas construida en su mayoría con madera, rememora con agradecimiento que fue construida gracias al entonces prefecto de Pastaza Rafael Sancho.
"El nos ayudó a todos los socios a construir nuestras casitas" recuerda con emoción Doña María.
Lamentablemente su casa otrora motivo de dicha es ahora una de sus mayores aflicciones, debido al deterioro de la misma, el techo está a punto de colapsar y para poder llegar hasta su habitación la pareja de ancianos debe subir dos escaleras inclinadas e incompletas de madera, subirlas no es una tarea fácil.
El olor a humedad es insoportable, las principales vigas de la casa están podridas y el colchón donde duermen permanece húmedo debido a que el agua se filtra por los agujeros del techo cuando llueve.
Su cuarto está repleto de cosas inservibles, de la pared cuelgan el retrato de la pareja cuando eran jóvenes, una imagen de la virgen dolorosa y fotos que SE han difuminado por el tiempo. Hay que caminar con precaución para no tropezarse con alguna cosa que esta regada por el suelo.
Pero la pobreza de esta pareja de ancianos no es el único obstáculo a sortear, a eso se suma el cáncer de estómago de Don José, Doña María hace meses atrás tuvo que salir a buscar ayuda en los medios de comunicación para que puedan operarle a su esposo.
Doña María recorre a paso lento la ciudad, parada en las afueras de las escuelas vende sus espumillas, con ese dinero lleva algo de comer a casa para compartir con su esposo.
Hoy por vacaciones acude hacia los parques, especialmente el Parque 12 de mayo donde aprovecha vendiendo sus espumillas cuando no estás los policías municipales.
A su edad, con su pobreza y con su esposo enfermo Doña María saca fuerzas de donde sea para cruzar el cerco de policías municipales que siempre le impiden vender en la vía pública, a pesar de tener el permiso y carnet correspondiente.
Su casa ubicada en la calle Oriente y Zamora en el barrio El Dorado esta lleno de perros afuera y adentro, los animales son la única compañía de esta pareja, Doña María dice que nunca tuvieron hijos debido al espanto que tuvo con una boa, cinco abortos fueron suficiente sufrimiento para tomar la decisión de operarse para no tener hijos.
Las lágrimas caen por su rostro envejecido al recordar que pronto perderá a su esposo con quién ha compartido su vida desde los 18 años de edad. Habla bajito cuando se refiere a el para que no lo escuche Don José y no se sienta mal dice.
Esta valiente mujer de hierro es otro personaje de la ciudad de Puyo, personaje que ha endulzado la vida de los niños de la ciudad, desde hace 50 años, hoy apela a la solidaridad de esos niños ahora adultos para que puedan extenderle una mano solidaria y lograr el sueño de vivir dignamente sus últimos meses o años junto a su amado esposo.